Entrevista con Isabel Allende

Isabel Allende firmando libros en su librería favorita Book Passage de Corte Madera. Foto: María A. Mejía

La escritora Isabel Allende firmando una de sus obras en su librería favorita Book Passage de Corte Madera, California. Foto: María Antonieta Mejía

Por María Antonieta Mejía

Publicada en la Revista R del periódico Reforma

San Francisco, Estados Unidos (24 agosto 2014).- Isabel Allende afirma que no es muy amistosa, ni muy sociable, pero en una presentación donde habló de su más reciente libro, dejó en claro que su descripción de sí misma puede ser producto de su vasta imaginación.

La escritora firmó libros, conversó con algunos de sus fans e incluso invitó a sentarse a su lado a una de sus admiradoras cuando le preguntó si podía sacarse una foto con ella.

Estaba en su librería favorita, Book Passage, de Corte Madera, California. La escritora chilena estadounidense, quien ha vendido más de 60 millones de libros, no dejó de hacer reír a los asistentes con sus anécdotas, una que otra mala palabra, y su agudo sentido del humor.

Semanas antes de su presentación, Allende concedió una entrevista telefónica para hablar de su primera novela de misterio: El juego de Ripper (Plaza & Janés, 2014).

La autora vive en el condado de Marin, cerca de San Francisco, desde que se casó con su esposo, Willie, en 1988. Dice que ésta, su primera novela de misterio, no la escribió específicamente para jóvenes, aunque algunos de sus personajes apelen a ellos. La obra cuenta con las características propias del género: sangre y varios muertos, pero tiene la particularidad de que la detective más eficaz de la historia, Amanda, es una adolescente sin uniforme de policía.

Isabel posa junto a algunos de sus libros y muestra su bolsa muy combinada. Foto María Antonieta Mejía

Isabel Allende posa junto a algunos de sus libros y muestra su elegante bolsa azul que combina con su atuendo. Foto María Antonieta Mejía


-¿Para escribir El juego de Ripper te inspiraste en tus nietos como en el libro anterior, El cuaderno de Maya (2011)?

-Cuando escribí este libro no se me había ocurrido quién iba a ser mi detective, pero me tocó ver a mi nieta Andrea jugando sola en la cocina con la computadora. Le pregunté qué estaba jugando, y me dijo: «Un juego que se llama Ripper». Y me cuenta que estaba jugando con otros compañeros del college (la universidad) a larga distancia por internet. Un juego en el cual cada uno de ellos toma una personalidad, y en el que se trata de atrapar a Jack El Destripador, en 1888, en Londres.

El juego de Ripper ocurre en la época actual y tiene referencias al San Francisco de hoy, con todo y su neblina. Cuenta la historia de Indiana Jackson, madre de Amanda Martín; habla de sus amores y de una serie de crímenes que se van entrelazando, y que al final provocan un desenlace digno de una película de acción. A lo largo del libro, Allende utiliza lugares reales, como la calle Columbus del barrio italiano de North Beach, lo que hace sentir más cercanos a los personajes.

Éste no es el primer libro en el que la escritora elige San Francisco para contar una historia. Hija de la Fortuna (1998) también transcurre en esa ciudad, pero durante la época de la fiebre del oro.

Isabel Allende Llona ha escrito una veintena de libros, algunos traducidos a 35 idiomas. Nació el 2 de agosto de 1942. Su padre era primo del derrocado presidente chileno Salvador Allende. Comparte nombre y primer apellido con la senadora chilena (hija de Salvador Allende) Isabel Allende Bussi.

Desde hace décadas, reside en el norte de California; pero el hecho de que varias de sus obras hablen de Chile hace pensar que no se ha curado de la nostalgia de vivir lejos.

-¿No extrañas vivir en América Latina?

-Yo voy a América Latina todo el tiempo. Tengo un pie aquí y otro allá, porque mis padres están vivos, viven en Santiago. Uno tiene 93, mi madre, y mi padrastro 98. No echo de menos por eso, porque puedo ir cuando quiera. A mí me es mucho más fácil escribir sobre Chile porque lo siento como adentro.

-¿Por qué elegiste otra vez San Francisco para tu novela?

-Creo que la historia de Ripper calzaba muy bien en San Francisco, porque es una ciudad clásica para la novela negra. Todo en ella es como mágico: tiene una geografía tan especial, tiene la neblina que yo creo que siempre ayuda. Y el hecho de que haya tanta diversidad.

Su agente literaria le sugirió escribir su libro más reciente junto con su marido Willie, pero de plano no pudo. Foto María Antonieta Mejía

Su agente literaria le sugirió escribir su libro más reciente junto con su marido Willie, pero de plano no pudo. Foto María Antonieta Mejía

Escribir a cuatro manos


Con Ripper la autora intentó seguir el consejo de su agente literaria, Carmen Balcells, y escribir un libro a cuatro manos junto con su marido, el también escritor y abogado William C. Gordon, pero al poco tiempo abandonaron la idea.

-¿Por qué no pudiste escribir el libro con tu esposo?

-Somos muy diferentes como personas Willie y yo, y muy diferentes como escritores. Él escribe novelas policiales, tiene mucha más práctica que yo en ese género; pero Willie escribe en inglés, yo escribo en español. Yo puedo pasar diez, catorce horas sentada en la máquina escribiendo, y te escribo las cosas a fondo, con mucho detalle. Willie tiene una capacidad de atención de once minutos, se distrae y hace otra cosa. Y, además, no investiga, porque todas sus novelas son situadas en San Francisco en los años sesenta, un lugar y una época que él conoce muy bien. Me di cuenta de que me iba a tocar el trabajo más pesado, que él se iba a llevar la mitad del mérito y que íbamos a terminar peleando como perros. Dije: «a mí esto no me conviene».

-Después de haber vivido tantos años en Estados Unidos, ¿no se te olvida a veces el español?

-Claro que se me olvida. Tengo permanentemente abierto el Google translate (traductor de Google) porque hay veces que me acuerdo de la palabra en inglés y no me acuerdo de la palabra en español. Y así y todo, cometo errores. Me sale mucho más fácil, si es ficción, en español, aunque tenga problemas con el lenguaje. El flujo de la imaginación se me da en español, no en inglés. En inglés puedo escribir un discurso, o escribir una cosa que no sea ficción, un artículo para un periódico. Pero la ficción es como el sueño; es tan orgánica, sale más del vientre que de la cabeza.

-Publicaste tu primer best sellerLa casa de los espíritus, en 1982. ¿Nunca pensaste en dejar de escribir?

-Sí. He pasado por un par de momentos malos. Por ejemplo, después que murió mi hija no pude escribir. Escribí primero una memoria que se llama Paula (1994), y luego pasé por un estado de parálisis. Por la rabia, no pude escribir ni una palabra. Y entonces empecé a pensar: «¿qué voy a hacer el resto de mi vida?, ¿cómo voy a ganarme la vida?». Ese fue un periodo malo. Y, recientemente, hará un par de años, antes de escribir Ripper, estaba pensando que ya era tiempo de retirarme para jubilarme, que ya tenía edad suficiente para descansar. Además, habían sucedido varias cosas malas en la familia. Mucha tragedia. Me sentía muy cansada. Fue cuando mi agente me dijo: «¿cómo se te ocurre que te vas a jubilar?».

Su agente literaria, Carmen Balcells, ha trabajado para otros famosos escritores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Pablo Neruda.

Una mala periodista


Antes de lanzarse al mundo de la literatura, Allende fue periodista, pero ella misma admite que era mala. Incluso, cuenta una anécdota: una vez se reunió con Pablo Neruda, a quien pensó que iba a entrevistar y, cuando le pidió que comenzaran, el escritor chileno le dijo que no se dejaría entrevistar por ella «porque inventaba mucho» y le recomendó que mejor se dedicara a la literatura.

-¿Qué papel crees que jugó el periodismo en el inicio de tu carrera como escritora?

-Me dio cosas fundamentales. Me enseñó a escribir. Me enseñó a decir las cosas de una manera eficaz, utilizando el lenguaje para provocar un sentimiento o una emoción en el lector; a atrapar su atención en las primeras líneas. También creo que es muy importante trabajar a presión, saber que tú tienes un momento en que tienes que entregar tu trabajo. No puedes quedarte ahí, como hace mi marido, y tomarte todo el tiempo que quieras. Y, además, hay que tener en cuenta que siempre hay un interlocutor. A los escritores que no han pasado por el periodismo, por ejemplo, mi marido, les sucede que se olvidan que hay una persona al otro lado a quien tú le estás contando la historia. Yo siempre estoy pensando que hay una persona sentada en una silla en la cocina conmigo, y yo le estoy contando, a presión, la historia. No escribo para mí, ni para mis amigos: escribo para mis lectores.

De hecho, la entrevista telefónica con Isabel, quien no quiso hacerla en persona, transcurre de cocina a cocina.

Desahogo


-Cuando escribiste La Casa de los Espíritus, ¿soñaste con volverte tan famosa?

Yo era refugiada política en Venezuela. Había dejado mi país, mi familia, todo lo que tenía en Chile. No tenía posibilidad de volver a Chile. Estábamos en plena dictadura. Yo lo que quería era ganarme la vida de cualquier manera. Entonces trabajaba en una escuela doce horas diarias, un turno de mañana, otro de tarde. Llegaba a mi casa de noche, cansada, con la cabeza llena de ideas y de cosas que quería contar; cosas que me habían pasado, cosas que recordaba de mi vida anterior en Chile, de mi familia, en fin. Y no había ninguna válvula de escape para todo esto que había dentro. Y cuando me senté a escribir una carta para mi abuelo, lo que después se convirtió en La casa de los espíritus, lo único que quería era desahogarme.

En la mayoría de los libros de Allende, las mujeres juegan un papel trascendental: son heroínas, mujeres valientes, fuertes. En la vida real, para la escritora es muy importante que las mujeres logren alcanzar su independencia económica y ejercer libertades básicas, como la reproductiva.

-¿Por qué es tan importante para ti que las niñas tengan acceso a la educación?

-Mira al mundo. ¿Cuáles son los países más atrasados? Aquellos en los que las mujeres están sometidas, no tienen educación, ni acceso a la planeación familiar. Si las mujeres tienen educación y libertad, cambia la situación, ya no pueden controlarlas. Seguimos viviendo en un patriarcado, pero en la medida en que le damos poder a la mujer vamos a cambiar las cosas.

Allende tiene una fundación que ayuda a las mujeres: su página web es IsabelAllendeFoundation.org. y, a través de ella, ayuda económicamente a más de cien organizaciones que tienen que ver con educación, salud y protección de las mujeres.

Una distinción especial


Según su sitio de internet, la autora ha recibido 50 premios y ha sido distinguida con catorce doctorados internacionales.

-¿Qué significó para ti el doctorado honorario en Letras que te otorgó en mayo la Universidad de Harvard?

-Fue especial. Cuando me lo ofrecieron estaba mi mamá visitándome aquí, y yo ya le había dicho a mi asistente: «Cualquier cosa que me ofrezcan, premios, doctorados, diles que no. Ni siquiera me los muestres. Ya no quiero viajar a ninguna parte a recibir nada. Ya basta». Pero llegó Juliette, que era en aquella época mi secretaria, y me dice: «Oye, éste es de Harvard, ¿cómo les vamos a decir que no?». Entonces, mi mamá, mis hijos, todo el mundo, dijeron: «de todos los que tienes, éste es el más importante». Ya está, lo aceptamos.

El pasado 29 de mayo, la escritora fue honrada en Harvard junto con otras personalidades, como George Bush padre y Aretha Franklin. Fue una distinción de una de las universidades más prestigiadas del país en el que eligió vivir.

-¿Qué es lo que más aprecias de vivir en Estados Unidos?

-La libertad de pensamiento y el espacio. El que nadie me observa y que a nadie le importa lo que yo hago. Cuando voy a Chile me siento observada. Me siento en un ambiente pequeño. Acá soy un individuo, tengo acceso a toda la información que quiera, tengo espacio y privacidad. Que no la tendría en Chile.

Allende vive en Sausalito, cerca de Corte Madera, donde se encuentra una de sus librerías preferidas: Book Passage. En la enorme librería conocen bien a la escritora, porque acude con frecuencia. Incluso cuenta con una dirección de correo en el local, donde recibe correspondencia.

En la conferencia de escritores de misterio que organizó Book Passage entre el 24 y 27 de julio pasados, Allende alternó con su esposo, Willie. y Valerie Plame, una ex agente de la CIA que ahora también escribe libros.

Rituales


Allende escribe desde 1974, pero ahora que es una de las escritoras de habla hispana con más ventas, lo hace de una manera más relajada.

-¿Qué tanto han cambiado tus rituales de escritura?

-Antes tenía una disciplina prusiana para todo, entre otras cosas, para escribir. Me levantaba a las seis de la mañana, sacaba a pasear a los perros, me tomaba una taza de café y a las ocho y media ya estaba sentada en la máquina de escribir o en la computadora. Ahora me doy más tiempo, y no me pongo esos horarios tan pesados, ni tan fijos. Siempre escribo en la mañana. Soy mucho mejor en la mañana y tengo más energía. Empiezo temprano siempre, pero ya no trabajo catorce horas. Ahora pido ayuda para la investigación. Antes lo hacía todo yo sola.

Dice que ha comenzado a escribir todos sus libros un 8 de enero.

-¿Por qué ese día? -le pregunta una de las asistentes a la librería Book Passage.

-Porque hay que empezar un día responde la escritora. Confiesa que a veces no está inspirada en esa fecha y que hay ocasiones en que tira a la basura todo lo que escribe.

Dice a los presentes en la librería, adornada con fotos suyas posando con Barack Obama y otras celebridades, que para ella «escribir es como entrenar para algún deporte». Provoca una carcajada.

En Paula, Allende confiesa que escribir su primer libro le salvó la vida. Después de todo, quizá no sólo escribe para sus lectores, aunque los millones que han leído sus obras le agradecen que haya pospuesto el retiro.

 

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